Gollum mi compañero de cama
Os presento a la voz que anida en cada una de nuestras cabecitas. A veces se aparece como protectora, nos mima y nos cuida. Otras es descarnada y cruel con nosotros. A veces no solo es una voz sino que toma el poder de nuestros pensamientos y de nuestra vida. Os presento a nuestro personaje de hoy. Os presento a Gollum.
¿ Lo reconoces ? ¿ Que te dice el tuyo ? ¿ Como se llama ? ¿ De que color es? ¿ En que parte de ti habita ? ¿ Eres suficientemente valiente para escribir la biografía de la vida que habéis vivido juntos ?
Si… efectivamente ese también so yo, a veces me enamoré de el porque me hacía sentir muy cómodo en lo que denominamos "zona de confort". Otras no me dejó acercarme a una chica muy guapa, y he de estarle agradecido por ello porque "la chica mas guapa" se enamoró de mi y ella me evitó un trabajo que gracias a Gollum nunca hubiese sido capaz de afrontar. Otras mis sueños pasaron por encima suya. Pero siempre estuvo allí hasta que desvelé al fantasma. Desvelado desapareció un ratito.
El potencial del hombre
El camino para que se desvaneciese no fue fácil. Pasó en primer lugar por desvelarlo en cada una de su frecuentes apariciones reforzando algo que ya intuía: Yo no soy lo que pienso. Lo que pienso lo pienso… pero no lo soy. Desidentificado de mi pensamiento, mi pensamiento encarnado en Gollum era capaz de insultarme pero ahora estaba en mi mano decidir qué hacer con Gollum: escucharlo o abandonarlo.
Os diré que Gollum a veces lleva toga y es el más severo y parcial de los Jueces. El proceso me ayudó también a "suspender el juicio" sobre mi mismo lo que supuso un nuevo paso hacia la libertad. En otras palabras… aprendí a emanciparme lo que Gollum dijese. Vamos… "que me la sudaba".
Gollum (terminado el rodaje del Señor de los Anillos), se mudó a un ático pequeño con terraza en el centro de Madrid donde vivía como okupa: a mi casa. El proceso de desahucio fue duro, noches sin dormir, contracturas musculares, pinzamientos nerviosos, molestias gastrointestinales, falta de concentración, ansiedad… el proceso de desalojo de Gollum de nuestro Ego no es fácil. El Ego ( me lo dijo un compañero de trabajo al que admiro) se resiste atrincherado a que le eches…
Confesaré que a veces vuelve y alimenta oscuramente mis miedos, pero ya está lejos de dominar mi vida y mi libertad ( la libertad verdadera, no la del telediario, la democracia y eso…). Se que la pelea no terminará nunca, pero esa libertad que ya tengo y la pelea que me queda también soy yo.
Soltado el lastre con el amiguito, descubiertos mis miembros amputados ( ver el post anterior), descubrí el potencial del hombre como concepto y el horizonte del mío.
También soy lo que no soy ( todavía ) : Mi potencial. Aquel que combina la biografía, la historia donde se unen los puntos ( ver conferencia de graduación con Steve Jobs), con mis habilidades y competencias conocidas y con todo lo que descubrí cuando cosí los miembros amputados.
La idea del horizonte ya anunciaba que nunca alanzaría el destino, porque el horizonte siempre se movía más allá según intentaba acercarme a el. Pero lo que importan no son los pies, lo que importan son los pasos, y un día al volver la cabeza atrás ya no creí haber estado nunca en el punto de partida porque habría quedado más atrás de las montañas a mi espalda. Y sin embargo, al seguir navegando hacia el horizonte de poniente nunca lo alcanzaba.
Y hasta aquí llegó el descubrimiento del potencial del hombre, de lo que todavía no es pero puede llegar a ser cuando deja en una cuneta a su compañero de viaje Mr.Gollum y se compromete con el viaje.
¿Comprometerme con el viaje? ¿Con qué viaje? Si observo todo el horizonte veo en óptica cartesiana un espacio de 360 grados. Todavía me quedaba el trabajito de encontrar hacia dónde oriento el potencial del hombre. A qué rumbo de la rosa de los vientos oriento el rumbo de mi vida con mi potencial como mochila. No podía saber quien era yo si no sabía hacia donde era el camino que me iba a construir.
El factorial del hombre
El resultado de la función matemática factorial es a partir de un cierto "n" siempre superior a la función potencial o exponencial. Por tanto la idea de desarrollar "el potencial" se queda pobre porque se orienta a un horizonte, lejano si, pero alcanzable aunque también móvil.
El descubrimiento vino del encuentro con Azhel en el banco de un jardín en la primavera del 2015, quizás abril. Un mediodía con un sol de calor incipiente no molesto, una brisa leve, el sonido de las hojas de los arboles al mecerse, el color de las primeras flores, su olor, los pajaritos…
Azhel tenía más de 80 años y si hubiese que definirlo en una palabra es la de "serenidad". Gozaba de buena salud todavía, de una clara cabeza, sin achaques, sencillamente había vivido todo. Había llegado a todo y desde la paz de quien sabe que su viaje terminaría pronto. Sentado en un banco al sol de primavera le contó a su nieta lo que había sido su vida. Yo estaba sentado al otro lado del banco escuchando cada vez más interesado de sus primeros recuerdos, de su niñez, de su primer amor, del reto de su carrera universitaria, de su hija, de su vida contada en momentos, de las cosas que fueron importantes para el, con quien estaba en esos momentos y una gran pregunta: para qué hizo lo que hizo en su vida, qué paso realmente valioso.
Azhel le dio un regalo a María su nieta y le dijo… "dáselo a ese señor que nos está oyendo al otro lado del banco. El regalo es para el". Sorprendido me giré para pedirle perdón por la intromisión y darle las gracias por el regalo. El estaba esperando el giro de mi cabeza y me recibió en sus ojos serenos, su presencia me transmitió mucha paz. Vi algo muy familiar en él… tremendamente familiar… solo cuando movió las orejas sin mover nada más en su cuerpo y sonrió lo entendí: Azhel era yo con mis 80. Me pasó tiernamente la mano por la mejilla, me sonrió y antes de irse me dijo: "si en tus dudas me necesitas, vuelve a este banco. Te estaré esperando. Conserva hasta entonces el regalo en tu corazón".
El contenido del regalo, como la historia que contó lo dejaré para mi pero contenía el sentido de mi vida, un propósito para los próximos 40 años. Algo por lo que merece la pena trabajar, luchar, pelear, sangrar, llorar, reír y quizás incluso morir. Algo en lo que trascender.
Si os diré que María tomó todo aquello y lo estiró… y lo estiró…y lo estiró... hasta que descubrí quién era yo en un grado máximo de grandeza. Os lo diré:
Soy un elefante que alinea planetas.
Ahora la pregunta es… quién eres tu y si tienes valor para sentarte en ese banco mágico y encontrarte.
Te aseguro que lo que oirás transformará tu función potencial en tu función factorial, donde tu potencial será una anécdota espacio-temporal. O como mi amiga Kika me dijo... "Ni en sus sueños más imposibles la oruga se imaginó volando".
También he de advertirte que es un viaje sin retorno.
Jose Julio 2015
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